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Sergei Eisenstein: el genio y su circunstancia.

Aprovechando el aniversario del innovador cineasta, que google recuerda con esta imagen (no recuerdo el nombre técnico) aprovecho para recordar su figura, sus ideales, méritos así como sus limitaciones y amargas renuncias.

No es posible tratar la figura de Eisenstein circunvalando el terreno político. El autor no solo fue manifiesto colaborador de un régimen totalitario, sino uno de sus más activos propagandistas. Se puede justificar en base a su idealismo o sus buenas intenciones, su desconocimiento de los aspectos más siniestros del régimen, sus enfrentamientos con Stalin o la conciencia de la brutalidad de muchos de los enemigos del régimen (fascismo, zarismo, intervención de las potencias occidentales). Y aunque ello no me parezca suficiente y dado que cada persona se encuentra limitada por su circunstancia y su perspectiva de observación de la realidad. Es así que abro la puerta al ser humano y situo al margen su papel más controvertido, cuanto menos provisionalmente.

Y, finalmente, apelemos al genio. Al genio lo que es del genio. Y somos de un país, que no exento de genios, tiene la molesta costumbre de aparcar a algunos sea por Tirios o por Troyanos. No siga yo sus vicios.

No es mi intención mentar cada uno de sus obras sino recordar todas aquellas que he visto y oído. Y comencé por el "Acorazado Potenkim", quizá la más brillante y de donde se saca más provecho de su técnica de montaje como elemento narrativo o la expresividad de unos rostros de gente del pueblo, no actores profesionales. Basada en hechos reales, nos relata la rebelión de la tripulación de un Acorazado de guerra en el mar Negro, en el contexto de la revolución de 1905. No exenta de maniqueísmo expresivo recuerdo la escena donde el Pope Ortodoxo amenaza a los rebeldes con una Cruz con unos gestos cómicos y ridículos: el tópico de la religión aliada del poder, que no obstante haber sido así en muchas ocasiones, nos quedan testimonios de todo lo contrario. De la escena de la escalinata de Odessa poco puedo aportar que no haya sido dicho, la situación no puede ser más trágica: la policía zarista disparando contra una multitud de hombres, mujeres y niños; lo destacable de la obra es la genialidad con que se nos relata tal desafuero. Tanto es así que hito de la historia del cine, haya sido repetida en nuevas versiones hasta en el mismo Hollywood.

Balance del Acorazado: aprobado cum laude.



Más recientemente he tenido oportunidad de ver "Alexander Nevski" (1938), que tiene un gran aliciente añadido: la banda sonora de Prokofiev que corona la dura "batalla en el hielo" entre la "Orden Teutónica" y el Rus de Kiev (capitaneado por el protagonista), donde los primeros pereceran en las aguas bajo el hielo quebrado. El cambio de tema es significativo y va a anticipar el discurso patriótico "soviético" (o pan-rusista si se prefiere) frente toda la mitología revolucionaria inicial. Es la época del frente popular, es prioritaria la alianza con Francia e Inglaterra. No es casualidad que los villanos ("Orden Teutónica") fueran los creadores del embrión de Prusia, posterior unificadora de Alemania, ni que los heroes sentaran las bases de la nación Rusa (junto con otra eslavas, como Bielorrusia y Ucrania).

Elementos destacables de esta obra siguen siendo la vis épica, el montaje, la expresión facial de los actores, así como (insisto) la música de Prokoviev. El maniqueismo no cesa, los malvados son especialmente religiosos (es una Orden Militar-Religiosa) y el maestre, un cobarde beaturro; los buenos, de mirada noble y fiel no llevan ningún signo religioso, a pesar de que históricamente uno de sus principales motivos era la defensa de la Ortodoxia, lo cual no es poco si estudiais su significado entre los eslavos.

No obstante, balance positivo. El giro de Stalin en restaurar los mitos "nacionales" (con todas las dificultades que tiene considerar la URSS una "nación", de hecho serán pan-rusos) se prolongará cuando libre su batalla con la Alemania nazi. Y, como no va a ser definida como Gran Guerra Patria (no revolucionaria) en un intento de unir a todos (incluída la Iglesia Ortodoxa) en el esfuerzo bélico, cosa que no le salio mal y yo considero acertado. De hecho, el pánico a una invasión nazi estaba más que justificado, a pesar de la brutalidad del régimen de Stalin: ningún ruso en su sano juício iba a esperar de los invasores nazis sino grilletes y crujir de dientes. Claro, que luego devolverían el golpe con intereses en las carnes del derrotado pueblo alemán. No olvidemos, sin embargo, el interregno de la alianza germano -soviética página que nostálgicos de la URSS, prefieren pasar deprisa, deprisa.

Para el disfrute de los lectores les dejo una muestra de la "batalla en los hielos" y su acompañamiento musical:



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